VASKO LEGAZKUE

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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Puede ser el fin de un estereotipo, el de los hombres que piensan en el sexo durante todo el día. Un grupo de investigadores de la Universidad Estatal

Puede ser el fin de un estereotipo, el de los hombres que piensan en el sexo durante todo el día. Un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Ohio acaba de demostrar que, aunque es cierto que los varones piensan en el sexo más a menudo que las mujeres, también lo hacen más que ellas en relación a otras necesidade físicas, como comer o dormir.

La investigación, que acaba de aparecer en internet y que se publicará en enero en la revista Journal of Sex Research, pone así fin a la idea persistente de que los varones de nuestra especie piensan en algo relacionado con el sexo una vez cada siete segundos, lo cual equivaldría a hacerlo unas 8.000 veces al día durante las 16 horas en las que no están dormidos. El estudio, sin embargo, demuestra que los hombres, como media, piensan en cuestiones relacionadas con el sexo "solo" unas 19 veces al día, mientras que las mujeres lo hacen unas 10 veces.

Pero no queda ahí la cosa. En general, ellos también piensan más veces que ellas en comida (18 veces al día contra 15), y en dormir (11 veces contra 8). Lo que significa que los varones dedican casi tantos pensamientos diarios a comer como a las necesidades sexuales.

El estudio fue realizado entre estudiantes de edades comprendidas entre los 18 y los 25 años. 163 eran de ellos eran mujeres y 120, hombres. De la cifra total, 59 debían contar cuántos pensamientos dedicaban a la comida, 61 se centraron en el sueño y 163 a los pensamientos sobre sexo, el objeto principal del estudio.

En el máximo de su sexualidad
La mayor parte de los estudiantes se definieron a sí mismos como heterosexuales, y las edades del grupo se eligieron teniendo en cuenta que a esa edad, tanto los hombres como las mujeres se encuentran en el máximo de su sexualidad. A todos se les proporcionó un pequeño contador para que lo pulsaran cada vez que tenían un pensamiento relacionado con el tema que se les había asignado (sexo, comida o sueño).

Previamente, todos fueron sometidos a una serie de cuestionarios psicológicos destinados a conocer sus opiniones y tendencias sexuales y a medir su orientación emocional con respecto a la sexualidad y la alimentación. Además, ninguno de los participantes sabía que el objetivo final de la investigación estaba relacionado con sus pensamientos sexuales.

Para Terri Fisher, profesor de Psicología de la Universidad Estatal de Ohio y autor principal del trabajo, "encontramos que entre chicos y chicas no solo existe una diferencia en cuanto a la cantidad de pensamientos sexuales, sino también en lo relativo a otras necesidades físicas, como la comida o el sueño. Y esto es algo muy significativo".

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