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domingo, 25 de diciembre de 2011

Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey Palacio de La Zarzuela. Madrid, 24 de diciembre de 2011 Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey Palacio de L

Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey
Palacio de La Zarzuela. Madrid, 24 de diciembre de 2011
Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey
Palacio de La Zarzuela, 24 de diciembre de 2011
-1-
Buenas noches. En Nochebuena, como cada año, me dirijo a todos vosotros para
transmitiros mis mejores deseos de paz y felicidad.
Al término de este año difícil y complicado para todos, quiero hablaros con sinceridad y
realismo, sin rehuir los problemas que nos aquejan como sociedad.
Quiero hacerlo con la confianza y el optimismo que me inspiran las virtudes del pueblo
español, al que quiero con todo mi corazón y al que a lo largo de estos treinta y seis
años de reinado he aprendido a conocer a fondo y a admirar con orgullo.
Llevamos varios años sumidos en una severa crisis económica y financiera cuyas causas
complejas no son siempre fáciles de entender, pero cuyos efectos negativos son para
todos evidentes. Para muchos, tristemente demasiado evidentes por su dureza.
Es una crisis que está llamada seguramente a modificar hábitos y comportamientos
económicos y sociales.
Si España ha alcanzado en los últimos decenios las más altas cotas de progreso y
bienestar de su historia, ahora hemos de saber reconocer con humildad cuáles han sido
los comportamientos en los que, como individuos y como grupo, hayamos podido
equivocarnos.
Sólo a partir de este reconocimiento, y con los mejores valores de nuestra sociedad por
delante, podremos comenzar a superar esta crisis.
Será necesario para ello un planteamiento global, un enfoque de conjunto cuyas líneas
maestras y medidas concretas corresponde diseñar, desarrollar y aplicar a los
responsables políticos y a los agentes económicos y sociales.
En este ámbito a mí me corresponde, como Jefe del Estado, animar a esas instancias a
trabajar sumando voluntades, no restándolas; acercando posiciones, no distanciándolas;
buscando avenencias, no rechazándolas. Animarles a trabajar con diálogo y altura de
miras, con rigor y convicción.
Sé, sabemos todos, que el camino de la recuperación no será corto ni tampoco fácil, que
exigirá sacrificios.
Por eso resulta tan importante que la sociedad en su conjunto asuma la trascendencia del
momento y sepa responder a los desafíos de una situación tan difícil como la que
vivimos con el necesario realismo, pero también con mucha generosidad, con mucha
solidaridad hacia quienes por sus circunstancias económicas o familiares son más
vulnerables.
Vivimos una crisis de naturaleza global que ha puesto de manifiesto la dificultad de que
cada país pueda afrontarla aisladamente. Las soluciones exigen establecer de forma
coordinada medidas efectivas.
Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey
Palacio de La Zarzuela, 24 de diciembre de 2011
-2-
En ese empeño se encuentra la Unión Europea y en él Europa encontrará a España en la
vanguardia, como actor destacado que desea seguir jugando un papel relevante. La
vocación europeísta de España se hunde en las raíces de la historia de nuestro
continente, y nuestro compromiso es tan fuerte e intenso con su futuro como lo es hoy
con su presente.
Una vocación europeísta que gana valor y peso con la solidez de los lazos que nos unen
con las naciones iberoamericanas y con nuestros vecinos de la orilla sur del
Mediterráneo.
La crisis es internacional pero también tiene perfiles nacionales propios. El más
doloroso de todos es, desde luego, la elevada tasa de desempleo que sufrimos,
moralmente inasumible para un país vertebrado, moderno y solidario como el nuestro.
Es cierto que, en una coyuntura como la que vivimos, los temas que requieren una
solución prioritaria se agolpan ante nuestra puerta, pero si tuviéramos que destacar la
máxima prioridad creo que ninguno dudaríamos en señalar la lucha contra el desempleo
como objetivo último y cierto.
Ciudadanos, instituciones y administraciones públicas debemos volcar nuestros mejores
esfuerzos y energías en apoyo de los desempleados y de sus familias.
Con una cifra de parados inaceptable, y que lo es todavía más entre los jóvenes que
buscan su primer empleo, quiero rendir un hondo homenaje de agradecimiento y
admiración a las familias, cuya generosidad y entrega está siendo clave para que nuestro
país mantenga los actuales niveles de estabilidad social. Todas las medidas que se
adopten deben tener como objetivo final la recuperación del empleo, pues esta es la
principal palanca que puede dar a cada individuo un horizonte de dignidad y estabilidad,
y al conjunto de la sociedad una expectativa de prosperidad.
Estabilidad y prosperidad, en el marco de nuestra Constitución, es lo que esta gran
nación española ha sabido construir en paz y libertad a lo largo de las últimas décadas,
junto con un Estado de Bienestar necesario para mantener la indispensable cohesión
social que la justicia distributiva reclama.
Estos son también nuestros desafíos de hoy. Las herramientas para enfrentarlos con
éxito son los valores que han hecho siempre grandes a los pueblos: educación, trabajo,
esfuerzo, iniciativa, compromiso, solidaridad, entre otros.
Son los que necesitamos potenciar, tanto colectiva como individualmente, más que
nunca en la coyuntura actual.
Junto a la crisis económica, me preocupa también enormemente la desconfianza que
parece estar extendiéndose en algunos sectores de la opinión pública respecto a la
credibilidad y prestigio de algunas de nuestras instituciones. Necesitamos rigor,
seriedad y ejemplaridad en todos los sentidos. Todos, sobre todo las personas con
responsabilidades públicas, tenemos el deber de observar un comportamiento adecuado,
un comportamiento ejemplar.
Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey
Palacio de La Zarzuela, 24 de diciembre de 2011
-3-
Cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad o a la ética,
es natural que la sociedad reaccione. Afortunadamente vivimos en un Estado de
Derecho, y cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo
a la ley. La justicia es igual para todos.
No debemos, sin embargo, generalizar los comportamientos individuales, so pena de
cometer una gran injusticia con la inmensa mayoría de servidores públicos, y también
de empresarios o trabajadores del sector privado, que desarrollan su labor de forma
ejemplar y honesta.
De lo contrario, se podría causar un grave daño a instituciones y organizaciones que son
necesarias para la vertebración de nuestra sociedad.
La unidad de las fuerzas democráticas y la firmeza de los españoles en la defensa de
nuestro Estado de Derecho frente al terrorismo, han demostrado que los proyectos
totalitarios no tienen cabida en la España democrática.
Frente a la intolerable pretensión de los terroristas de tratar de conseguir objetivos
políticos mediante el uso de la violencia, la amenaza, la intimidación o la extorsión, la
sociedad vasca y el conjunto de la sociedad española han defendido su libertad y sus
instituciones desde la legalidad, con el sacrificio y la eficacia de las Fuerzas de
Seguridad, la permanente y decidida acción de la justicia y la generosa cooperación
internacional.
Ahora es ya tiempo de que los terroristas entreguen sus armas asesinas y desaparezcan
para siempre de nuestras vidas.
Esta noche es un momento especial para dedicar un recuerdo emocionado a quienes más
han sufrido esta tremenda injusticia, las víctimas del terrorismo.
Nuestra sociedad tiene contraída una permanente deuda de gratitud con el sacrificio y el
dolor de todas las personas que perdieron la vida, quedaron mutiladas, fueron
extorsionadas o se vieron obligadas a abandonar su tierra. Al evocar su memoria,
queremos poner de manifiesto su dignidad y compartir su sufrimiento y el de sus
familias, que siempre contarán con nuestro apoyo, solidaridad y afecto.
Este es nuestro firme compromiso, para recordar que su sacrificio no ha sido en vano.
Es el compromiso de una sociedad libre que no se deja amedrentar, que exige justicia y
reparación para quienes fueron víctimas de la violencia por no querer someterse a la
dictadura del terror.
Hace cinco semanas los españoles, como dueños de su destino y en el ejercicio de sus
derechos soberanos, han elegido a sus representantes a nivel nacional en unas elecciones
generales que han dado como resultado la alternancia política.
Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey
Palacio de La Zarzuela, 24 de diciembre de 2011
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