Cinco lujos exorbitantes en Punta del Este Un recorrido por los lugares más exclusivos del balneario uruguayo Por Silvina Ajmat Enviada especial Se

Cinco lujos exorbitantes en Punta del Este
Un recorrido por los lugares más exclusivos del balneario uruguayo
Por Silvina Ajmat
Enviada especial

Se sabe: Punta del Este es el lugar elegido por quien quiera hacer turismo de nivel premium en Latinoamérica. Frecuentemente comparada con polos de celebrities internacionales del calibre de Ibiza, Saint Tropez o incluso Miami, la ciudad uruguaya sabe responder a las exigencias de sus visitantes con una buena cuota de excentricidad y servicios VIP en lugares exclusivos para el que busca gastar su dinero en deleitar sus sentidos. Restaurantes y hoteles se esmeran en encontrar lugares recónditos para erigir sus edificios y cautivar así a un público que busca atención diferencial.

Aquí, un repaso por cinco lugares sin parangón:

VERAMANSA




El slogan de este complejo de edificios y casas country promete mar y bosque. Sin abundar en adjetivos barrocos resume con esas dos palabras las vistas privilegiadas que tendrá todo el que se decida a pasar unos días en sus lujosas instalaciones: al frente, la playa mansa en toda su longitud, la isla Gorriti y la posibilidad de ver uno de los atardeceres más espectaculares del mundo desde tu propio balcón. Al fondo, el paisaje cambia radicalmente: una extensa arboleda interrumpida por dos pintorescas lagunas y el horizonte campestre, para el que prefiere una estadía más rústica aunque no menos premium. Todos los huéspedes y propietarios que pasen sus días en este lugar tienen acceso a las amenities más exclusivas que se pueda esperar: spa, piscina climatizada, piscina con vista al mar, gimnasio, innumerables salas de estar, de juegos, de reunión, living para adultos, para adolescentes y para niños.

Como todo lo exclusivo tiene su precio alcanzable sólo para privilegiados: comprar un departamento cuesta entre 382.000 (dos ambientes y sin vista al mar) y 1.132.000 dólares (el penthouse con la mejor vista).

ESTANCIA VIK




Es vox populi que José Ignacio acaparó la atención de los visitantes más exclusivos del Este. Sus playas desoladas, su olor a pueblo chico y su gente amigable conquistan corazones año a año. Y los turistas premium cada vez más eligen instalarse lejos del ruido de las fiestas nocturnas tan características de estos pagos. Así surgió la idea de la Estancia Vik, que se levanta imponente en la cima de una lomada en el corazón de José Ignacio y cuenta con un parque lo suficientemente grande para albergar una cancha de polo profesional sin que eso reduzca en lo más mínimo su terreno. Las suites oscilan entre 800 y 1000 dólares, aunque quien lo crea conveniente puede reservar toda un ala de la estancia por cuatro 4000 dólares la noche o la estancia completa por 7500.

HOTEL LAS PIEDRAS FASANO




Seis kilómetros tierra adentro, uno puede pensar cómo alguien se hospeda en un lugar tan alejado de la playa cuando se está visitando un balneario. Pero al llegar a la recepción del hotel Las Piedras Fasano todo cobra un nuevo sentido. Desde la cima de una loma muy verde, el horizonte se extiende inmenso, y el atardecer pintado y casi onírico deja sin habla a cualquiera. Hospedarse en sus coquetos bungalows con vista al poniente, acceder al spa de primerísimo nivel, nadar en una piscina estratégicamente ubicada en la ladera a modo de balcón y deleitar el paladar con exquisiteces gastronómicas requiere de una billetera dispuesta a todo: cada noche cuesta entre 900 y 1300 dólares. El caviar, en el increíble restaurante instalado en una casa antigua que fue tallada en la piedra del lugar por sus primeros dueños, asciende a 365 dólares mientras que el mejor espumante se cotiza en 1050 la botella. Una cena completa para una familia tipo se calcula entre 800 y 6000 dólares.

GARZÓN


Foto: Alejandro Di Ciocchis
El mar desaparece del horizonte y el paisaje rural encandila con su belleza: lomadas verdes, eternas, pobladas de ovejas, caballos, vacas y plantaciones de alfalfa. Para llegar al recóndito pueblo Garzón hay que adentrarse en los campos de José Ignacio. Primero, atravesar un camino de tierra. Luego, 14 kilómetros de ruta. Después, 17 más de tierra. Un portal desolado recibe a los visitantes VIP que acuden a ese paraje de 200 habitantes con un solo objetivo: comer en uno de los restaurantes más exclusivos de Uruguay y, según el New York Times, uno de los 10 mejores lugares para cenar del mundo.

Este baluarte de la buena vida se llama Garzón, solía ser un almacén de ramos generales devenido casona antigua con el tiempo y fue íntegramente refaccionado para instalar un hotel boutique de primera línea.




Las habitaciones se ubicaron, como en las viejas tabernas de pueblos remotos que hospedaban a los viajeros, al lado del restó. Este cuenta en su menú con las creaciones más originales de su dueño, el reconocidísimo chef Francis Mallmann. Por sus mesas, vestidas con vajilla Astier de Villate y adornadas con flores de estación recolectadas de la plaza del pueblo, pasaron Michael Jackson y Shakira. También Marcelo Tinelli, que según los mozos es habitué del lugar, y Pepe Mujica, el presidente uruguayo, se deleitaron con los sabores contrastantes característicos de la cocina by Mallmann. ¿Los precios? Hubo quien pagó 2000 dólares por una cena individual y 5000 por almorzar con su esposa e hijo. Sólo cinco parejas pueden hospedarse en las habitaciones del hotel, por 750 dólares la noche cada uno.

ESTANCIA BELCAMPO


Foto: Alejandro Di Ciocchis
Un paisaje de ensueño a treinta kilómetros de toda civilización fue el elegido por Estancias Belcampo para instalar su boya esteña. Ya tienen sede en California y Belice. Faltaba Latinoamérica y los campos más cercanos al balneario más exclusivo del continente fueron propicios para el emprendimiento: una estancia de producción de comida orgánica con instalaciones para recibir a un selectísimo grupo de visitantes para almorzar y hospedarse. Aunque el hotel todavía no se inauguró, ya se organizan los asados de cada viernes. Asados orgánicos, claro. Cientos de vacas, búfalas, patos, gallinas más todo tipo de plantaciones de frutas, verduras y flores orgánicas, pueblan las mil hectáreas del lugar, y los productos se venden en un simpático mercado ubicado a la vera de la ruta hacia José Ignacio. Sin embargo, no cualquiera puede acceder a la experiencia naturista en un paisaje único en el mundo: sólo grupos de 10 a 20 personas (ni más, ni menos) pagando a razón de 120 dólares por cabeza y con reserva previa. Un lujo sólo para perseverantes con bolsillos abultados..

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mira las fotos en

http://www.hola.com.ar/1438021-cinco-lujos-exorbitantes-en-punta-del-este

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