VASKO LEGAZKUE

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sábado, 12 de noviembre de 2011

CINEMA DO BRASIL

Cine Fest Brasil-Montevideo.

Con una sofisticada representación de las dos tendencias que dominan su panorama desde hace años -el retrato de los dramas sociales y las producciones de carácter más cosmopolita- el cine brasileño es protagonista durante una semana en las salas del complejo Hoyts Alfabeta.

Parte del circuito de festivales Inffinito que se organiza también en otras siete ciudades, el Cine Fest Brasil es muestra del empuje con el que dicho país se proyecta desde hace algunos años en el plano internacional, en este caso en el campo de la cultura. Aquí, lo que parece querer demostrar es que su cine -además de la vieja línea inaugurada por los realizadores del cinema novo de los 50 y 60, de fuerte impronta social- ya se despliega por un arco temático amplio que, sin dejar de lado lo local, puede dialogar con las producciones más estandarizadas de Europa.

"El cine brasileño está abriendo su diversidad para abarcar cada vez a más público. Sólo de esa forma se crea una industria audiovisual que permite mantener la producción en todos los géneros, tanto autorales como comerciales", dice Flávia Guimarães, coordinadora del festival.

Así, la programación -13 largos precedidos por sus respectivos cortos- se reparte entre ficción y documental, drama y comedia, representaciones de las clases populares y de la pujante clase media alta. Patas arriba, de Roberto Santucci, es una comedia romántica que tiene por protagonista a una joven profesional. Elza, con dirección de Izabel Jaguaribe y Ernesto Baldan, es un documental sobre la cantante de MPB Elza Soares. Ya exhibida en marzo en el Festival de Cine de Punta del Este, Boca do lixo, de Flávio Frederico, es la adaptación de la biografía de Hiroito, personaje de clase alta que deviene líder criminal de San Pablo en los años 50. También en esa década, pero en Río de Janeiro, se ambienta La suprema felicidad, dirigida por Arnaldo Jabor, que sigue el pasar de una familia de clase media. Vips, de Toniko Melo, es la historia de un impostor que se vuelve adicto a los entornos de clase alta.

En Bróder (Jeferson De) tres amigos de la infancia se reencuentran para descubrir sus destinos divergentes (delincuente, estrella del fútbol, padre de clase media). Arreglar, de Rosane Svartman, es una "comedia romántica adolescente". Como olvidar (Malu de Martino) tiene por protagonista a una profesora de literatura inglesa que debe rehacer su vida amorosa luego de culminar una relación lésbica. Malu de bicicleta, de Flávio Ramos Tambellini (igualmente exhibida en Punta del Este), cruza un empresario mujeriego con una joven aparentemente sencilla pero inalcanzable. Un encuentro similar por lo desparejo plantea País del deseo (Paulo Caldas), pero en este caso, entre una pianista enferma y un religioso capaz de curarla. 180º (Eduardo Vaisman) presenta en forma de rompecabezas para armar la historia de tres intelectuales de Río de Janeiro. Cortina de humo, de Rodrigo MacN iven, es un documental internacional que busca esclarecer la verdadera política respecto a las drogas.

"Trabajamos con un 'menú' de lo producido durante el año en Brasil", dice Guimarães. "Algunas películas se repiten en varias ciudades", explica la productora en referencia a los festivales de Buenos Aires, Miami, Nueva York, Vancouver, Londres, Canudos y Barcelona, pero procuramos respetar las especificidades de cada lugar. Sabemos que en Nueva York gustan mucho los documentales, que en Miami prefieren las comedias, y que aquí y en Buenos Aires los dramas", dice en referencia a la selección, que en este caso tuvo en el equipo de curadores a Fernando Meirelles (director de Cidade de Deus). Además, para la edición de Montevideo se agregó Por el camino, de Charly Braun, ya estrenada en las salas uruguayas: "Llega fuera de concurso por ser una coproducción Brasil-Uruguay, países que acaban de firmar un tratado de cooperación en este plano. Tenemos que unirnos en América del Sur para producir más juntos".

En cuanto al lugar de este circuito de festivales respecto a la promoción internacional de su país, Guimarães es clara: "El objetivo de Inffinito es trabajar para divulgar Brasil y sus productos en el exterior por medio del cine. Son 15 años de realizaciones, así que estoy convencida de que vamos por el buen camino. Tenemos apoyo gubernamental mediante los subsidios que canalizan las leyes de incentivo fiscal. La edición del festival en Montevideo, así como la de Buenos Aires y Londres, tiene patrocinio del Banco Nacional de Desarrollo, el Bndes".

La programación completa del festival está en www.brazilianfilmfestival.com.>

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